El reflejo del silencio
La pieza se vuelve tan delicada como la imagen misma. Y a la vez, haceque nos reflejemos en ella dejando ver nuestros propios inciertos y temores. Ya no estamos solamente asomándonos y jugando el papel de espectadores sino que estamos siendo reflejados y, de alguna manera, cuestionados, en la imagen que tenemos delante.
La soledad de la que están permeadas muchas de estas imágenes se rompe en el momento en que el artista combina conchas y moluscos que dialogan entre si, toman roles que desempeñan de principio a fin y que tienen una ambivalencia que permiten diversidad de lecturas. Los problemas de comunicación a los que nos enfrentamos en nuestra época, las finas apariencias con las que nos disfrazamos, se destejen en el momento en el que como individuos, empezamos a interactuar con otros, tan frágiles, tan solos, tan dueños y tan poco dueños de sus propias vidas, como nosotros.
Estas piezas no solo han sido hechas para ser miradas, no solo con nuestro reflejo de nuestro interior, no solo con cápsulas que esconden los profundos pensamientos y anhelos que nosotros sabemos, estas obras han sido creadas para espantarnos con su silencio, para herirnos con su fragilidad y seducirnos con su delicadeza.
Valia Garzón Días
